Como reconocimiento a su militancia y compromiso con la sociedad, nos pusimos en contacto con Carmen Argoitia, íntima amiga de Nilda durante su adolescencia y con quien compartió sus primeros años de militancia; para que nos cuente cómo era ella, cuáles eran sus ideales y para que comparta con nosotras y con la sociedad algo sobre la vida de una mujer de la que todos hablan pero pocos conocen.
Nilda fue una jóven nacida en la ciudad de Monte Caseros (Ctes.), cursó sus estudios primarios en el Colegio San Gabriel (donde se conoció con la entrevistada) y los secundarios en el ex Colegio Nacional, hoy Escuela Normal Ramón J. Cárcano, donde se destacó en el arte la pintura, como actríz excelente en la obra de tatro "Los árboles mueren de pie" y en la Feria de Ciencias con un tema tan fundamental para las mujeres como lo es el cáncer de mama (siendo que en aquel tiempo no era tan conocido como hoy en día).
Respecto a su personalidad, Carmen nos contó que era una persona muy generosa, inteligente, comprometida con la sociedad, "Era una persona brillante".
Tenía el sueño de ser médica, por lo que, al terminar el secundario, se trasladó a la ciudad de La Plata para comenzar sus estudios de medicina. Es allí, donde sus ideales revolucionarios y socialistas se fortalecieron.
Se unió al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), y su compromiso con él fue total, al punto de cortar relaciones con sus familiares y amigos con el fin de protegerlos de la represión vivida en ese tiempo.
Los contactos con sus seres queridos se fueron espaciando cada vez más, hasta que en 1975, llegó a manos de su familia, una última carta explicando su situación y dejando en claro que estaba dispuesta a dar su vida por defender sus convicciones.
No se sabe concretamente sobre el momento de su desaparición, pero se cree que fue cuando tenía 20 años, luego del enfrentamiento de Monte Chingolo el 23 de Diciembre de 1975 (donde participaron el ERP y el PRT), conocida como la batalla más sangrienta entre grupos guerrilleros y fuerzas militares.
Esta es la historia de una jóven de nuestra ciudad, la cual muchos conocían, querían y siempre van a llevar presente. Entender que los 30.000 desaparecidos no son números, sino historias de jóvenes o adultos que por pensar diferente fueron castigados, junto a sus familiares y amigos, es la tarea de cada uno de los argentinos, y lo que quisimos reflejar en esta historia tan cercana a nosotros.
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