Nacida
en Italia en 1873 bajo el nombre de Julia Magdalena Angela Lanteri, aún era una
pequeña niña de sólo seis años de edad cuando llegó a la Argentina junto a sus
padres inmigrantes, quienes buscaban un lugar donde establecerse y echar raíces,
y sin saberlo llegaron precisamente al que sería el lugar en el mundo para
Julieta.
Julieta ingresó al prestigioso Colegio Nacional, y posteriormente,
al cumplir los 18 años comenzó la carrera de Medicina en la Universidad. Para
lograr su sueño debió luchar contra una sociedad machista, además de solicitar
un permiso especial al decano de la alta casa de estudios, ya que por aquella
época las ciencias de la salud eran una profesión negada a las
mujeres.
Junto a la primera médica egresada la Dra. Cecilia Grierson, fundó en 1904, la Asociación Universitaria Argentina, con el objetivo de que más mujeres accedieran a la educación universitaria. En 1906 integró el Centro Feminista del Congreso del Libre Pensamiento que se hizo en Buenos Aires, junto a otras feministas como Elvira Rawson, Sara Justo, Petrona Eyle y Cecilia Grierson, que reclamaban por los derechos cívicos de la mujer.
Durante
algunos años mantuvo una batalla a través de la justicia de los hombres por
lograr que se estableciera el derecho de la mujer a ser parte del sufragio, y
cuando pareció quebrarse ante la constante negativa de las autoridades,
descubrió que si bien la Constitución nacional no permitía el voto femenino, sí
ofrecía la posibilidad de ser elegidas, es decir participar de la política a
través de una candidatura.
Aquello
la colmó de alegría, e inmediatamente decidió crear su propia agrupación, bajo
la denominación de Partido Nacional Feminista, fundado en el mes de abril de
1919 y con el cual Julieta Lanteri se presentó como candidata a diputada. Esto
la convirtió en la primer mujer candidata política.
Sus
folletos inundaron las calles de Buenos Aires, y muy pronto su slogan fue
reconocido popularmente: “En el Parlamento una banca me espera, llevadme a
ella”. En los comicios alcanzó a conseguir un total de 1730 votos, por supuesto
todos masculinos, ya que las mujeres aún no habían conseguido el derecho a
votar.
Su
candidatura no alcanzó las cifras esperadas y Lanteri no pudo ingresar al
parlamente. No obstante, jamás se desanimó y decidió continuar en la lucha, para
lo cual convocó a Alicia Moreau de Justo para desarrollar un empadronamiento
provisorio femenino, y luego de aquello, un simulacro de votación, el cual tuvo
lugar en plena Plaza Flores logrando la participación de más de 4000
mujeres.
Finalmente,
su lucha valió la pena, y en 1920 fue incluida en la lista del Partido
Socialista junto a Alicia Moreau de Justo y el Senador Dr. Juan B. Justo. En
1924, año en que triunfó el Dr. Alfredo Palacios, Julieta lo siguió en cantidad
de votos obtenidos y su preponderancia en la política nacional creció
notablemente. Aquello la convirtió en un personaje temible para ciertos sectores
poderosos del país, por lo que cada vez cosechó más enemigos.
Hasta
el día de su muerte, su labor en el mundo de la política estuvo constantemente
ligado a la lucha por los derechos de las mujeres y los niños, e incluso reclamó
en varias oportunidades la inclusión de las mujeres en el servicio militar, con
el objetivo de que pudieran conseguir la libreta de enrolamiento que les
permitía ser incorporadas al padrón y poder votar.
El
final de su vida llegaría abruptamente el 23 de febrero de 1932, cuando en un
extraño accidente un vehículo la atropelló en la esquina porteña de Diagonal
Norte y Suipacha. Julieta Lanteri tenía 59 años, y si bien la muerte acalló su
voz, su lucha fue heredada por miles de mujeres que siguieron sus pasos, y que
finalmente lograron que en el año 1947, gracias a la iniciativa constante de
María Eva Duarte de Perón, se sancionara la Ley 13.010, que permitió a las
mujeres acceder a las urnas, participando políticamente en el sistema
democrático argentino.
Su constante lucha por los derechos de las mujeres, en una sociedad en la que reinaba el machismo, fue quizás el motivo de su muerte, aquella extraña muerte que se produjo luego de un confuso accidente en el que Julieta Lanteri fue atropellada por un automóvil, y que a lo largo de las décadas, muchos historiadores e investigadores coinciden en especular que se trató en realidad de un atentado que desembocó en asesinato.
Su constante lucha por los derechos de las mujeres, en una sociedad en la que reinaba el machismo, fue quizás el motivo de su muerte, aquella extraña muerte que se produjo luego de un confuso accidente en el que Julieta Lanteri fue atropellada por un automóvil, y que a lo largo de las décadas, muchos historiadores e investigadores coinciden en especular que se trató en realidad de un atentado que desembocó en asesinato.
Fuente: Graciela Marker Para Planeta
Sedna
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